Director, editor, redactor

Estudié en el Colegio San Ignacio y posteriormente me gradué en la Universidad Alberto Hurtado. Realicé cursos de televisión y expresión corporal en la Universidad Católica de Río de Janeiro en Brasil.

6/10/2006

Licenciado en basura...

Para la mayoría de los chilenos, la basura es sinónimo de infecciones, indigencia y molestia. Pero diariamente, hay quienes trabajan con ella y hacen que esos desperdicios se conviertan en el alimento y la educación de sus familias.
Seis de la tarde en Santiago. Para muchos, el día está llegando a su fin; para otros, la jornada recién comienza.

Ricardo Tapia más que años tiene experiencias. Las marcas y cicatrices en sus manos lo hacen notar. Es joven, tiene sólo 36, pero lleva 14 años trabajando todos los días en la calle. “Checho” le dicen sus amigos –por su increíble parecido al humorista chileno Checho Hirane-, pero no lo gusta; el prefiere que le digan “Pelusa”, como le gritan en la liga de fútbol que juega los domingos. Su vida es nocturna, y no por gusto propio, sino porque su trabajo así lo exige. Es recolector de basura de la comuna de La Florida.

“Deportes Malloco” dice la polera verde metálico que viste. Un pantalón de buzo azul cortado en las rodillas y unas zapatillas Nike blancas, bien blancas, es su vestimenta el día de hoy. A decir verdad, es la ropa que utiliza todos los días. Asegura que no tiene problemas con eso “O sea, después de 14 años que más quieres... Sí, el olor es fuerte, pero uno se acostumbra. Después de una buena ducha y una perfumadita estamos listos”, dice entre risas y el sonido ensordecedor del camión recolector.

Ricardo es sincero y reconoce que su trabajo no es de lo mejor, pero es de su agrado. “Me gusta. Es un trabajo relajado, la gente es buena onda y los jefes no molestan por estar sucio, desordenado o tirando la talla. Pero lo que más me gusta es que se trabaja de noche, donde no hay autos, no hay ruido y todo es tranquilo”, señala, mientras se saca los guantes para tomar de una bebida, que increíblemente, está al borde de toda la basura.
- ¿Y qué hacen con el frío o en la lluvia? Uds. trabajan en el sector alto de la Florida, muy cercano a la cordillera.
“Nuestro trabajo es rápido y hay que moverse mucho, por lo que el frío no se siente. Cuando llueve es más problema, pero hay que aperrar no más. Igual nos cubrimos con unas bolsas de basura, pero la verdad, no me importa mojarme… además, así el olor es menos fuerte”

Ya son las 10 de la noche y el camión está casi lleno. “Hay que ir a dejar toda la basura al Santa Clara –vertedero ubicado al sur de Puente Alto- y volver a terminar”, grita mientras corre a buscar más bolsas. Entre el frío y la oscuridad de la noche, Ricardo parece un gato en busca de su presa. Salta y se sube del camión en movimiento con una agilidad difícilmente vista a la luz del día. Grita, habla y trabaja a la vez. Anécdotas tiene por miles. Es un hombre curtido, un hombre de calle.

Ricardo tiene tres hijos. Romina tiene 17 años y acaba de salirse del colegio “Pero va a volver, es por un tiempo no más. Es que quería ganarse unos pesitos”, cuenta. Ricardito tiene 15 y está terminando octavo básico. Y el más chico es José. Tiene 4 años y durante el día él lo cuida. En la noche, mientras trabaja, su señora se hace cargo.
- ¿Qué opina su mujer de este trabajo?
Está acostumbrada. Ella me conoció trabajando en esto. Igual al principio se molestaba, pero no por el olor sino por el horario, pero ya se acostumbró. Igual al principio fue difícil porque no podía ver mucho a mi familia. Ellos saben que lo que hago lo hago para mejor.”
- ¿Cómo lo hace para trabajar y ser padre de familia a la vez?
“Cuando llego a la casa duermo un par de horas y me levanto a dejarlos al colegio. Después vuelvo a la casa a dormir otro ratito. Los domingos todos me acompañan a la cancha y ahí aprovechamos de comer unas carnecitas a la parrilla o hacer algo entretenido. Igual se puede hacer las dos cosas.”

Más que ciudad, la pre cordillera floridana parece una localidad rural del sur de Chile. Calles de tierra, caballos y animales dando vuelta por ellas y grandes parcelas son parte del recorrido semanas que hace Ricardo. “Esta es la cuarta comuna donde trabajo de recolector. Antes, estuve en La Pintana, Peñalolén y San Bernardo, pero me encanta La Florida… Si mira, solo se escuchan perros…” señala apuntando el Gran Santiago iluminado que se ve a lo lejos, y agrega “La Pintana sí que era peligrosa; ahí, si nos tocaba un día malo, había que ir con el camión cerrado porque hasta a nosotros nos trataban de asaltar. Una vez a un compañero le enterraron un punzaso en la espalda porque no quiso pasar las zapatillas… es que eran bacanes, las tenía como hace dos días”.

Los habitantes de la Región Metropolitana generan alrededor de un kilo de basura diaria por persona, lo que implica más de seis mil toneladas de residuos sólidos, suficientes para llenar con cinco metros de altura la cancha del Estadio Nacional.

Lo que para nosotros se ha convertido en un desperdicio, para Ricardo es la “moneda” que le da trabajo y dignidad a su vida. A sus 36 años de edad, luego de 14 años de sacrificado “estudio”, Ricardo Tapia se ha convertido en profesional; en un Licenciado en Basura.
– ¿Qué le responderías a tu hijo si te dice que quiere trabajar en los mismo que haces tú?
“Le diría que no. Le diría que estudie, que termine la educación. Que sea más que uno.”

Luego del paso del camión recolector, la calle queda tranquila y limpia. Por un par de días las bolsas se acumularán en la vereda esperando que Ricardo pase a buscarlas, porque esa basura es el futuro de sus hijos.

Trabajo realizado por Nicolás Rodillo, Nicolás Díaz y Cristián Donoso

1 comentario:

. dijo...

Hay un montón de trabajos que generalmente se miran por encima del hombro, se los considera trabajos menores y seguramente no son lo más estimulante del mundo o un lugar donde "realizarse" pero los frutos de este trabajo son los que dignifican, no regalarle tu tiempo y tu vida a un proyecto ajeno, sino que regalar las horas que te quedan a la familia y estar orgulloso porque lo que haces todos los días le brinda bienestar y tranquilidad a quienes amas.
No es el trabajo lo importante (en una sociedad donde pocos pueden elegir realmente que quieren hacer) sino la significación que éste toma.
Saludos.